Hay quienes disfrutan los espectáculos de magia sin preguntarse cómo se hacen los trucos y hay otros que no se pierden el programa de televisión que los revela todos y deja a los magos sin secretos. Lo mismo pasa con el amor. Algunos se entregan a sus brazos sin cuestionarlo mientras que los científicos se han empeñado en buscarle explicación, sobre todo desde que existen escáneres que muestran cuáles zonas del cerebro se activan en el proceso del enamoramiento. Gracias a la ciencia ya sabemos cuáles áreas del cerebro forman el circuito del amor, entendimos la función de aquellas sustancias que llamamos las feromonas y exploramos el origen de los celos, aquel sentimiento que al parecer va en contra del impulso intuitivo de cambiar de pareja. Pero ¿cómo llega el amor a nuestras vidas?
La respuesta que daría la ciencia es "por los ojos". Leonardo Palacios, neurólogo experto en el tema del amor y profesor de la Universidad del Rosario, dice que antes que las feromonas está el sentido de la vista. "Se puede decir abiertamente que el amor tiene tres etapas. La primera es la de la atracción física, la segunda es la pasional o enamoramiento desbordante y la tercera descrita como el amor verdadero", explica.
La atracción: testosterona y estrógenos
En esta intervienen las hormonas sexuales: la testosterona masculina y los estrógenos femeninos. Tanto en hombres como en mujeres, la testosterona actúa, pero se produce diez veces más en ellos. En esta fase, los aspectos audiovisuales son de gran importancia, de manera que la simetría facial y el cuerpo del otro juegan un importante papel. En la mujer también es fundamental el oído y lo que pronuncia el ser que les atrae. Allí viene la conquista y en este momento se dispara la química del amor.
El enamoramiento: dopamina
Si una pareja supera la fase de la atracción, empieza una en la que se disparan una cantidad de reacciones hormonales descritas por los poetas como ceguera y locura. Sustancias químicas que cohíben las zonas cerebrales del juicio crítico y desembocan en la defensa a muerte del enamorado, quien no tiene defectos y es un ser perfecto. Según la ciencia, el dormir menos y tener la misma energía, el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y las mariposas en el estómago son el resultado de unos agentes llamados monoaminas, entre los que está la dopamina. Su efecto, sumado al de las áreas del cerebro que se activan en los enamorados que tienen que ver con la gratitud y la recompensa, dan como resultado lo que se conoce como el enamoramiento total.
El amor verdadero: oxitocina y vasopresina
La última etapa del amor es la que queremos que dure para toda la vida. En ese momento el lenguaje del deseo pasa a ser el del cariño y de la compañía. Esa pareja, después de un tiempo, empieza a secretar otras hormonas, particularmente una que se llama oxitocina, equivalente al apego y la vasopresina, llamada la sustancia química del abrazo. Lo indudable para la ciencia es que el amor es un proceso biológico cuyo asiento es el cerebro, porque es allí donde ocurren las reacciones hormonales y eléctricas que van a hacer que sintamos todo lo que se siente durante el amor. Así que sin la testosterona, los estrógenos, la dopamina, la oxitocina y la vasopresina, para la ciencia, lo que llamamos amor sería realmente magia.